Camarita


miércoles, 22 de octubre de 2014

Capítulo 2: ¡Estoy Embarazada!

Esa noche, Hermione no pudo conciliar el sueño con facilidad. No lograba pensar con claridad qué iba a hacer en el futuro. Le daba muchas vueltas a todo, pero lo que predominaba era la incertidumbre del momento. Con la guerra encima, un amor clandestino y la vida en peligro por ser hija de muggles, en realidad miraba el mañana bastante pintado de negro. Ahora tenía que agregar a su lista de preocupaciones al hijo que esperaba, porque deshacerse del bebé definitivamente no era una opción.
“Antes de tomar una decisión, debo hablar con Draco”, pensó.
Por lo menos, ahora comprendía el excesivo sueño que venía sintiendo, había sido un milagro que no se quedara dormida en las clases. Parecía de un cansancio extremo, pero nadie había sospechado que algo raro pasaba, es más lo miraban como un síntoma de que se estaba exigiendo demasiado a sí misma, preparándose para los Éxtasis.
Lo que más le molestaba eran unas excesivas náuseas. Gracias a Dios que no vomitaba, porque hubiera sido mucho más sospechoso. Al menos las náuseas podían disimularse, por lo menos un poquito. Según sus cuentas, el bebé nacería en febrero del siguiente año. Realmente, Draco y ella tenían muchas decisiones que tomar.
Con eso en la cabeza, bajó a desayunar. Iba cansada y con unas ojeras profundas bajo sus ojos. Se acercó a la mesa de Gryfffindor pero solo verla llena de comida, su estómago se encogió y no pudo evitar hacer una mueca de asco. Se controló con mucho esfuerzo porque sentía las tripas pegadas en las amígdalas. Comió un poco de cereal, más bien se obligó a comer un poco de cereal y tomó con mucho esfuerzo un vaso de jugo de calabaza.
Hermione, ¿qué te sucede hoy? No has comido nada y eso no es normal en ti ¿Te sientes mal? le preguntó Lavender, que como siempre estaba pendiente de los demás y se metía donde nadie la llamaba.
No, es solo que algo debe haberme caído pesado en la cena, porque hoy me he levantado sin hambre le contestó.
Pero es que desde hace días que observo que no te estás alimentando bien le dijo con aire inocente, si sigues así te vas a poner muy delgada y eso no es malo para conservar la línea, pero sí para sobrevivir todos los Éxtasis en los que tienes que examinarte.
Lavender, por favor, no seas exagerada no me pasará nada por comer poco una mañana de domingo.
Pero Harry y Ron inmediatamente se habían vuelto para ver su plato, vieron lo poco que estaba comiendo e intentaron abrir la boca para obligarla a ingerir algo más que no fuera cereal.
De eso nada, ni se les ocurra decir absolutamente nada les dijo tajante antes de que pudieran hablar algo, van a provocar que me sienta peor si hacen que coma a la fuerza.
Sus amigos no insistieron porque conocían de sobra su carácter obstinado, solo intercambiaron una mirada de preocupación, pero luego se les metió que la llevarían a la enfermería para descartar cualquier enfermedad. Hermione casi entró en pánico. No quería ir donde Madame Pomfrey hasta no hablar con Draco primero. Sabía que debía controlarse la salud, por su propio bien y el del bebé, pero no iba a dar una noticia tan trascendental a media humanidad sin que el padre de la criatura lo supiera primero.
Con un no rotundo, les dijo que le habían hecho perder el poco apetito que tenía. Se levantó para ir a la biblioteca, poniendo como excusa un ensayo de Aritmancia que había que entregar el lunes temprano.
Pero hace varios días que me dijiste que ese ensayo ya lo habías terminado exclamó Harry sorprendido.
Y así es, pero nunca está de sobra darle una buena revisión antes de entregarlo replicó ella con rapidez. Se levantó de la mesa y se fue.
Draco se levantó esa mañana con el ceño fruncido y también con muchas cosas rondando su cabeza. Tenía que hablar con Hermione, tenían que decidir si iban a tratar de vivir juntos o no, luego que se graduaran de Hogwarts. Pensó en su padre y en cómo le sentaría que su único heredero se hubiera encaprichado con una sangre sucia.
Pero esto es muchísimo más que un simple capricho se dijo en voz alta viéndose en el espejo del baño. Si el Señor Tenebroso no nos mata primero, seguramente lo hará mi padre.
Si no lograban vivir juntos, por lo menos tenían que decidir cómo harían para llevar a cabo sus encuentros y en quienes podrían confiar para seguir adelante en su relación. Estaba seguro que no podían confiar en ningún Slytherin, mucho menos en los que eran más cercanos a él, pues todos despreciaban a los sangre sucia. Pero confiar en los amigos de Hermione, en ese San Potter y la estúpida comadreja, se volvía un trago demasiado pesado para Draco. Siempre los había visto de menos y siempre había buscado humillarlos, pero comenzaba a tener la seguridad de que llegado el momento, eran los únicos que intervendrían para ayudarla. Sabía que no lo harían por él, pero esos imbéciles sí que eran capaces de dar la vida por ella.
Draco se dirigió al comedor con paso seguro y como siempre arrogante, seguido como siempre por todo su séquito. Chicos y chicas que lo seguían solo porque era un Malfoy, pero ninguno realmente se había tomado la molestia de conocerlo realmente. La mayoría, al igual que él, eran títeres de sus respectivas familias. Cuestiones como el honor y el prestigio familiar, la superioridad de los sangre pura, no mezclarse con media-sangre y mucho menos con sangres sucias, eran aceptadas por todos los Slytherin y todos, absolutamente todos, se jactaban de su linaje.
Se dispuso a tomar su desayuno sin dejar por ello de observar con disimulo lo que ocurría en la mesa de los Griffyndor. Vio a Hermione con cara de no haber dormido bien, lo vio comer nada más que un poco de cereal, para luego discutir algo con sus amigos y levantarse presurosa rumbo a la biblioteca.
“Es ahora o nunca”, pensó. Se levantó y cuando Pansy le preguntó a donde iba, la dejó con la palabra en la boca.
No es de tu incumbencia le dijo secamente.
Para su suerte, Hermione iba caminando tranquilamente por un pasillo solitario, cuando le salió al encuentro. Le hizo dar un brinco por la sorpresa, y Hermione se llevó las manos al pecho, como queriendo agarrarse el corazón, que le había quedado trabado en la garganta por el susto.
¡Pero qué diablos te pasa! le reclamó con una expresión que mezclaba reproche por asustarla y temor por el riesgo de ser descubiertos por alguien.
Eso mismo me pregunto yo, estás actuando rarísimo y yo no voy a poder esperar hasta mañana para saber qué te sucede…
Lo que estás haciendo es muy arriesgado y puede dar al traste con todo le dijo ella bajando la voz a un leve susurro.
Lo sé, pero no puedo dejarte sola. Algo te pasa por más que te empeñes en decir lo contrario le dijo arrastrando las palabras y muy suavemente, como si la estuviera amenazando. Sin pensarlo, se había acercado mucho a ella y la había agarrado de un brazo, casi a la altura del hombro, su rostro parecía amenazante observándola directamente a los ojos y muy cerca del rostro de la chica. Cualquiera que lo hubiera visto, seguramente habría pensado que estaba amedrentando a la sangre sucia, como siempre solía hacerlo.
El problema fue que ese cualquiera era Harry, quien había salido del comedor en busca de su amiga. Estaba buscando el momento apropiado para conversar con ella a solas, sin oídos indiscretos de sus compañeros, pues también estaba preocupado por su raro comportamiento de los últimos días. En cuanto salió al pasillo y vio a Malfoy agarrando por el brazo a Hermione, no se lo pensó dos veces, sacó su varita y lo apuntó decidido.
Suéltala… le ordenó sin gritar, pero con voz firme y decidida.
Harry, no es lo que tú piensas, por favor, no vayas a pelear le suplicó Hermione.
Draco permaneció en silencio, le dirigió una intensa mirada a Hermione, pero inmediatamente sacó su varita y levantó su rostro con una mirada altiva y provocadora hacia Harry. Haciendo un gran esfuerzo y soltó el brazo del que la tenía firmemente agarrada. Ella caminó hacia su amigo, quien no se percató que justo tras de él llegaba Pansy. La Slytherin vio a Draco estaba siendo apuntado por Harry y sin pensárselo mucho, sacó también su varita y la dirigió a Hermione, sabía que no podría enfrentarse a Potter porque él era un mago mucho más poderoso que ella, pero al lastimar a la sangre sucia lo distraería lo suficiente como para sacar bien librado a Malfoy de todo el asunto.
¡Relaskio! gritó y le dio de lleno a Hermione en el pecho. Su primer impulso fue protegerse el vientre, pero no pudo evitar salir despedida unos metros hasta golpearse de espalda a la pared. Cayó al suelo. Quedó sin aire, jadeando y apoyada contra la pared donde había aterrizado.
Draco gritó como un desesperado y trató de acercarse a ella. Se olvidó por completo de la amenaza de Harry. Este al ver a su amiga atacada, le gritó un expeliarmus al rubio que lo lanzó por el pasillo hasta caer con fuerza a unos metros de donde se hallaba Hermione.
Pansy temblaba, estaba petrificada, porque su ataque en vez de favorecer a Draco lo había dejado tendido semi-inconsciente en medio del pasillo. Huyó de la escena en medio de toda la confusión, antes de que alguien notara su presencia: no quería enfrentarse sola a los Griffyndor y mucho menos quería enfrentar la furia de Draco por dejarlo en una posición tan vulnerable en un choque con su principal rival.
Harry se acercó corriendo a su amiga.
¡Llévame a la enfermería ahora mismo! le urgió Hermione, sosteniéndose su vientre y viendo a Harry con ojos llenos de pánico.
¿Estás herida?
¡No, pero debo ir donde Madame Pomfrey! le gritó comenzando a desesperarse y sin soltarse el estómago. Harry hacía esfuerzos porque se pusiera de pie, trataba de revisarla… pero aparentemente no tenía nada que justificara una ida a la enfermería.
Pero ¿qué te pasa? le preguntó desesperado.
¡Estoy embarazada! le gritó comenzando a llorar histéricamente—. Y no quiero perderlo, Harry, no quiero perder a mi bebé…
Al escuchar, Harry inmediatamente comprendió todo lo que su amiga les estaba ocultando, la tomó en brazos y salió avanzando lo más rápido que pudo trasladándola a la enfermería. Draco había escuchado todo en su semi-inconsciencia. Se incorporó con mucho esfuerzo, tambaleante llegó a la pared, trató de caminar, pero solo pudo ver la espalda de Potter llevándose a Hermione. Luego cayó al suelo de nuevo y todo se volvió negro.

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