Camarita


miércoles, 22 de octubre de 2014

Capítulo 1: Una Sospecha

Ambos estaban recostados en la cama, recuperándose luego de una noche de pasión. Él observaba sus cabellos castaños caer sobre la almohada, su rostro sobre su pecho desnudo, viéndola tan hermosa con sus ojos cerrados, durmiendo luego del éxtasis compartido. Las piernas y los cuerpos entrelazados en esa cama en la que se amaban cada vez que podían en la sala de los Menesteres.
Lo tenían todo en contra, pero toda ella era perfecta para él, su complemento.
Dio un profundo suspiro. Todo comenzó con una fuerte atracción y una pasión desbordada, que se unieron a la necesidad de ambos de tener un escape a sus respectivas realidades. Cautos al principio habían pretendido no mezclar los encuentros con sus sentimientos, pero eso fue imposible.
Estamos jugando con fuego le dijo ella un día. Y vaya que sí se habían quemado. Habían quedado achicharrados por este amor clandestino.
Todavía le costaba trabajo creer que se había enamorado como un desesperado de Hermione Granger. Un ambicioso Slytherin, orgulloso hasta la médula de su sangre limpia, perdido en el cuerpo y la mente de una sangre sucia. Recordó el conflicto que había sentido al principio, cuando la atracción por ella era equivalente a la traición de sus más altos ideales familiares, pero nada detuvo el deseo y luego nada detuvo el paso firme con el que ella se coló en su corazón.
Ahora, permanecer con ella era tan importante como respirar. Hacía meses que el pensar en compartir la vida con ella no era algo que se planteara con duda, era ya una certeza.
“Debo estar loco”, pensó mientras la contemplaba, “Como si no tuviera suficiente con las presiones de mi padre por la pureza de la sangre”.
Despierta, perezosa…
Déjame dormir un poquito más… le contestó con un bostezo.
Está por amanecer. ¿Qué explicación daremos si nos pillan afuera? ¿Qué todavía andamos haciendo ronda? Es cierto que hoy es sábado, pero aun así sería un gran lío.
Se levantaron despacio, comenzaron a buscar sus ropas y a vestirse lentamente. Pero el silencio en el que estaban no era el habitual para Draco Malfoy. Bueno, él usualmente permanecía en silencio, nunca había sido muy dado a expresar sus pensamientos, mucho menos sus sentimientos y ella había aceptado ese rasgo de su carácter. Pero ella era muy diferente, lo que él callaba lo hablaba ella y él la escuchaba hablar de todas las cosas que la preocupaban, lo que le gustaba y lo que no, sus planes al finalizar Hogwarts…
Pero había algo que ella le ocultaba. Desde la noche, había llegado con una expresión de preocupación en la cara y por más que había preguntado no había recibido una respuesta satisfactoria. Siempre había sido tan transparente y ahora, ¿qué pasaba?
¿Por qué no me dices qué te sucede?
No te preocupes, no es nada grave… es solo una sospecha que tengo.
¿Alguien te quiere hacer algo? ¿O es que simplemente estás buscando un pretexto para que terminemos?
¡¿Cómo te atreves?!”
Bueno, estamos a un mes de finalizar la escuela, tenemos que tomar decisiones casi a la vuelta de la esquina. Aunque me ponga como un histérico, comprenderé que no quieras continuar esto y sé que estar juntos será muy difícil. Ya tengo la Marca Tenebrosa tatuada en mi brazo izquierdo y tú seguramente harás algo a favor de la Orden. No necesito ser un sabio para suponer que no quieras complicarte la vida conmigo.
Hermione se quedó en silencio, procesando las palabras de Draco. Definitivamente no quería terminar con él. Sí que lo amaba, tanto que cuando regresó de sus vacaciones de navidad con su brazo tatuado, no pudo evitar sentirse traicionada. Trató de terminar esta relación o lo que sea que tuvieran, porque realmente nunca le habían puesto nombre. Pero Draco no desistió hasta que logró que lo escuchara. Le habló de las amenazas de su padre si se negaba a ser mortífago y aunque su mirada de decepción era más que elocuente, siguieron juntos con esta relación clandestina.
No es eso y lo sabes muy bien. No le huyo a las complicaciones. Pero de momento no puedo decirte nada, hasta la ronda del próximo lunes le contestó con una mirada dura. Draco también conocía este tipo de miradas y sabía que no debía insistir más al respecto.
Hecho. Pero no esperaré un día más por una explicación, ¿está claro?
Como el agua.

*****

Harry, Ron y Hermione caminaban esta tarde de sábado hacia Hogsmeade. Iban riendo d Ron, que como siempre se metía en cada situación jocosa. El trío siempre estaba junto, ellos simplemente no permitían que nadie se le acercara con otras intenciones que no fueran amistad y pedir apuntes o cosas de clases. Era un poco sofocante, pero ella estaba habituada a la sobre-protección de sus amigos. "Si ellos supieran…", pensaba.
La verdad es que ya había superado los sentimientos de culpa que sintió en el inicio de su relación con Draco. Los coqueteos comenzaron con la llegada del Expreso, cuando unos ojos acerados la vieron con excesivo deseo al llegar al vagón de los prefectos. Ella no pudo evitar sostener esa mirada intensa, porque se sentía extasiada con ella y le sonrió coqueta. Contra todo lo que esperaba, él no la insultó ni la agredió, pero solo fue en ese momento, porque luego volvió a ser el mismo arrogante de siempre.
La danza de miradas continuó en las rondas nocturnas. Eran una mirada tan intensas que le hacían disculpar los insultos que el rubio le dedicaba en el día. Hasta que un día no pudieron soportarlo más. Draco la arrinconó en un pasillo y la besó con una fuerza que no había sentido con nadie más. Ese cuerpo terriblemente varonil, su espalda ancha y sus fuertes brazos, aprisionándola con pasión desbordada, fueron su perdición. La racional Hermione cayó rendida ante el ímpetu del Slytherin. Dos rondas más de besos y caricias atrevidas, y perdió la cabeza por las manos, los besos y el cuerpo del otro.
Durante el primer mes, sintió el peso de la culpa colgando en su cuello. Se sentía terriblemente mal por esconder su relación, pero de sobra sabía que Harry y Ron no podrían comprenderlo. Nunca comprenderían que le gustaba el Slytherin, mucho menos que lo amaba. Pensó que seguirían adelante con los encuentros hasta que uno de ellos se aburriera, pero eso nunca paso. Y allí estaban casi por terminar el año, planteándose cómo hacer para seguir juntos y no morir en el intento, literalmente, porque la guerra recién estaba comenzando.
Vamos a la tienda de los gemelos sugirió Ron regresándola de sus pensamientos, se me terminaron las provisiones y aunque falten pocas semanas, no quiero desperdiciar la oportunidad de unas últimas bromas a los pesados de los Slytherin.
No puedo creer que continúes con esas cosas de niño le replicó Hermione.
El que tú hayas bajado la guardia con esos potenciales mortífagos, no quiere decir que todos debemos hacerlo le espetó Ron.
¡Oye! ¿Qué significa eso?
Que últimamente ya no te metes en muchos líos con ellos dijo Harry simplemente.
No me parece justo que Ron se ponga en ese plan. No me meto en líos porque milagrosamente ya no se meten conmigo como antes, pero eso no quiere decir que busque amistad con ellos y dando un suspiro de fastidio y agregó—, ¿Saben qué? No voy a ir con ustedes, iré a buscar unos ingredientes que necesito para las pociones de Snape.
No te pongas así, es la última salida que hacemos al pueblo antes de terminar Hogwarts le dijeron.
Ya lo sé. Nos reuniremos en una hora en las Tres Escobas, ¿les parece?
Hermione se separó de ellos muy satisfecha por haber encontrado tan rápido un pretexto para irse por un camino diferente al de sus amigos. Se dirigió a la venta de artículos para pociones, sin percatarse de que unos ojos grises seguían sus pasos desde que caminaba sola.
Draco realmente se había quedado preocupado esa mañana y la sospecha de ser engañado era un golpe muy duro para su orgullo. Porque realmente la amaba. La vio entrar en la venta de pociones e ingredientes y la vio salir metiéndose una botellita en su bolsillo de la túnica. Hermione se dirigió directamente a las Tres Escobas, entró al baño y estuvo dentro largo rato. Cuando salió, el rubio se asustó: traía la cara desencajada de preocupación y una expresión de quien reprime las lágrimas a pura fuerza de voluntad.
Él estaba sentado con Zabini en una esquina y cruzó con ella una mirada. Hermione se sorprendió de verlo allí, tan pendiente de sus movimientos. Draco pensaba en levantarse con cualquier pretexto e ir hacia ella, cuando entraron Potter y Weasley a entorpecerle los planes. Con ellos en frente, ella logró disimular su abatimiento. Lo único que Draco pudo observar es que bebía tés helados mientras los amigos le insistían para que bebiera cervezas de mantequilla. "Tendré que esperar al lunes para saber", pensó intrigado.
Lo que Draco no sabía, es que al entrar al baño de mujeres, Hermione había tomado el contenido de la botellita, había abierto su pantalón dejando al descubierto su vientre, mientras formulaba un conjuro.
¡OH, Dios mío! había dicho en voz alta, cuando todo su vientre se puso azul, dando como positiva la prueba de embarazo mágica.

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