Camarita


jueves, 4 de diciembre de 2014

Capítulo 5: Un Infiltrado

En las siguientes semanas, Hermione solicitó iniciar sus estudios de sanadora en San Mungo. El ser la mejor alumna de su promoción le significó un ingreso casi inmediato en el hospital. La idea era comenzar lo antes posible, para que el embarazo y luego el parto no la retrasara en su aprendizaje.
Todos los días esperaba la lechuza de Draco, pero ésta no llegaba. Sabía que era una imprudencia escribirle, así que se armó de paciencia a esperar que él se comunicara. Finalmente, casi dos semanas después de dejar Hogwarts recibió el pergamino en el que le decía que se presentaría en su casa en dos días.
En el día indicado, Hermione no pudo irle a buscar al callejón Diagon, pero Draco se las ingenió para encontrar la dirección de su casa. Dio un profundo suspiro antes de tocar la puerta, con cara de circunstancias, no solo porque estaba por enfrentar a los padres de Hermione, sino porque por primera vez en su vida había salido a un barrio muggle, se había perdido y para su disgusto se había visto obligado a preguntar la maldita dirección cuarenta mil veces a cuanto muggle se le puso enfrente.
Su expresión cambió en cuanto Hermione le abrió la puerta y le dedicó una gran sonrisa. Se precipitó a abrazarla, aspiró el olor de su cabello y la besó con urgencia. Todavía no había enloquecido, pero ¡Cómo la había extrañado!
Cuando se desprendieron del abrazo, ella lo observó de pies a cabeza vestido con unos jeans y una camisa negra de manga larga, que hacía un gran contraste con su rubio cabello. Se le hacía raro verlo sin túnica y no pudo evitar hacerle un comentario mordaz.
Nunca pensé verte con un aspecto tan… muggle.
Yo tampoco le dijo simplemente y entró a la casa.
Los señores Granger estaban esperándolos en el salón. Ellos estaban preocupados por Hermione, pues en los últimos días la habían visto bastante agitada e inquieta. Sospechaban que tenía que ver con algún muchacho y realmente se imaginaban lo peor. Saber que él llegaría a hablar con ellos, los había tranquilizado un poco, pero solo un poco.
¿Se los dijiste ya? le preguntó él antes de entrar al salón.
No del todo, pero mi madre sospecha algo. Creo que se lo confirmé cuando le dije que vendrías, porque realmente no suelo recibir amigos del mundo mágico acá.
¿Ni Potter ni Weasley? preguntó incrédulo.
Ni siquiera ellos. Ron y Harry solo han venido un par de veces y en visitas bastante breves.
Cuando entraron en el salón. Draco sintió los ojos de los padres de Hermione taladrándole. No parecían muy contentos, pero qué padre lo estaría. Y eso que son padres compresivos, pensó.
Se hicieron las presentaciones de rigor. La verdad es que los padres de Hermione estaban bastante impresionados por el porte aristocrático del chico. Se notaba a leguas que nunca había pasado limitaciones y tenía ese aire de autosuficiencia y arrogancia propia de la gente de clase alta. Bueno, había que concederle que en sus ojos se notaba un poco de temor de enfrentar la situación y lo estaba haciendo. El solo hecho de llegar a hablar con ellos era una buena señal.
La madre de Hermione les sirvió unas tazas de té y se sentaron a escuchar lo que tenían que decirles. Hermione fue bastante directa y sin mucho preámbulo les soltó la noticia de que estaba embarazada y que habían decidido no casarse por el momento, por lo que les pedía quedarse en casa hasta que las cosas se estabilizaran en el mundo mágico.
Mark y Jean Granger estaban sentados en los sillones y frente a ellos estaban Hermione y Draco en el sofá, tomados de las manos. A Mark Granger se le endurecieron las facciones en cuanto escuchó a su única hija decir que estaba embarazada y su esposa tenía cara de sorpresa, mezclada con desilusión y preocupación.
Lamento decepcionarlos con esta situación, pero sabrán que no podía tomar a mi hijo a la ligera y necesito de su ayuda… siguió hablando Hermione.
¿Cómo sé que realmente eres responsable? la interrumpió su padre, pero la pregunta iba dirigida a Draco.
Sé que no es mucho, pero tiene mi palabra. También sé que el hecho de no casarnos puede parecerle una irresponsabilidad, pero de momento el mundo mágico está muy alterado y no es seguro hacerlo, sobre todo para Hermione le respondió con un tono seguro.
Mira muchacho, si no ibas a dar la cara para hacerte responsable, mejor ni hubieras venido le espetó.
Hermione sintió la tensión y apretó las manos de Draco.
Me estoy haciendo responsable le dijo levantando un poco la voz. No comprendía del todo porque ellos no asumían el peligro de la situación y entonces, se dirigió a Hermione—: ¿Saben tus padres las situaciones peligrosas que has pasado al lado de Harry Potter? ¿Saben que ha iniciado una guerra entre los magos y que corres mucho peligro por ser una de sus mejores amigas? la encaró.
La verdad es que les he contado lo mínimo indispensable le respondió poniéndose roja. Los tres la vieron con la boca abierta.
¿Arriesgado? ¿Has pasado peligros? le preguntó su madre.
les contestó Draco, peligros de muerte y las cosas se están poniendo peor.
¿Cuándo estuviste en peligro de muerte y no nos dijiste nada? le pidió explicaciones su padre.
Cuando cursamos el quinto año por ejemplo… comenzó a relatar Draco ignorando la mirada asesina que ella le dirigió… se descubrió que el Señor Tenebroso había regresado. Hermione junto a Potter, dos de los Weasley y otros dos compañeros más, se enfrentó a mortífagos, en las instalaciones del Ministerio de Magia. Resultó herida de esa aventura.
Sus padres la miraban con incredulidad y entonces habló su madre.
Por eso pasaste varios días en le enfermería… nos dijiste que te habías caído de una escoba, ¿Por qué?
Porque no quería que me sacaran de Hogwarts, yo soy parte del mundo mágico. Si hubiera quedado fuera no habría podido soportarlo y ustedes lo saben bien. Uno de mis mejores amigos ha sido perseguido todos los años por el-que-no-debe-ser-nombrado y yo le he ayudado en todas las situaciones que ha enfrentado”, les explicó.
Draco continuó hablando.
Nuestra situación es esta: en el mundo mágico, hay familias de magos con linajes muy antiguos. La mía es una de ellas. Y algunas de estas familias menosprecian a los magos que provienen de familias no mágicas o que se han mezclado con personas ajenas… se notaba que se avergonzaba de los términos que debía usar.
Dilo por su nombre, dinos muggles, di sangre sucia y di mestizos, Hermione nos ha hablado de cómo la despreciaban algunos de sus compañeros le dijo Jane secamente. Draco no pudo evitar sonrojarse un poco al sentirse aludido por sus palabras. También ahora comprendía de donde heredaba Hermione lo directo de sus comentarios.
Bien, yo soy un sangre pura y mi familia siempre ha apoyado la causa del Señor Tenebroso…
¿Ese es el mago que trató de asesinar a Harry?
Sí, papá.
El hecho de que Hermione sea la mejor amiga de Potter, la hace un blanco casi seguro de ataques de mortífagos. Mi padre es uno de ellos, es un fiel seguidor del Señor Oscuro y hace casi un año, me obligó a entrar en sus filas y si se dan cuenta que estoy comprometido con una… dio un suspiró como si le costará hablar, una sangre sucia y que ella espera un hijo mío, pues nos estaría poniendo en grave peligro, que tal vez no sea tanto para mí, como lo es para Hermione y el bebé. Es más, estaría agravando el peligro en el que ella ya se encuentra.
¿Cómo sabemos que podemos confiar en ti, si eres uno de ellos? le preguntó Mark, quien se había puesto muy pálido conforme Draco había explicado su situación.
El profesor Dumbledore lo hace le respondió Draco escuetamente.
¿Desde cuándo? preguntó Hermione volviéndose hacia él rápidamente. Eso era algo que ella desconocía.
Desde la vez que me enteré que estabas embarazada y nos quedamos dormidos en la enfermería. Madame Pomfrey nos vio y lo mandó llamar. Después, nos reunimos en su oficina y me prometió que él y la Orden nos ayudarían.
¿Por qué no me habías dicho?
Porque no quería angustiarte.
Si te ofreció su ayuda, ¿Por qué debía angustiarme? lo cuestionó, pero al ver su intensa mirada, Hermione comprendió inmediatamente su muda respuesta. De repente, todos los colores de su rostro la abandonaron, sintió la angustia en su estómago como un pesado ladrillo y comenzaron a temblarle las manos. Sus padres no entendían su reacción.
¡Mierda!, Draco, esto no puede ser… dijo cuando finalmente pudo hablar, eres… ¡eres un infiltrado! ¡Eres un espía entre los mortífagos! ¿Cómo has aceptado ponerte en ese riesgo? Dijiste…, me prometiste que te alejarías de situaciones peligrosas.
Por eso no quería decirte nada. ¿Crees que fue fácil decir que sí? Tenía que tomar una decisión, y opté por ti y el bebé, si Dumbledore puede protegernos ¿Por qué no tomar la ayuda que me ofrecía en ese momento? Es solo de pasarle información a través de Snape y él se las ha arreglado para ser mi enlace directo en lado oscuro. De todas maneras tengo acceso a las reuniones más selectivas de los mortífagos…
¿Y si te descubren? No quiero siquiera imaginar lo que son capaces de hacerte. Tu padre no podrá protegerte de esos asesinos si esto sale a la luz, es más, no sé si incluso él trataría de matarte.
No me descubrirán. Estoy aprendiendo con Snape y él tiene casi 20 años de ser un espía dentro del lado oscuro…
¡Pero yo no quiero que lo hagas! le gritó soltándole las manos.
Draco hundió su rostro entre sus manos en un gesto desesperado. Los padres de Hermione los miraban atentos. En verdad que nunca pensaron que la situación fuera tan peligrosa, pero al verlos discutir así y sobre todo ver la cara de angustia de su hija, comprendieron que realmente se enfrentaban a algo delicado. ¡Eran casi unos niños y ya se enfrentaban a problemas de vida o muerte!
No es cuestión de lo que queremos sino de lo que debemos hacer, Hermione. Creí que eso estaba claro.
¡Estaba claro! Pero te estás jugando el pellejo a cambio de la protección de Dumbledore. ¡Tiene que haber otra solución!
De momento no la hay. ¿Crees que no consideramos con Dumbledore todas las alternativas?
Mark carraspeó, atrayendo la atención de los jóvenes.
El hecho es que ella se queda en casa, saliendo solo para sus clases en San Mungo en lo que nace el bebé. ¿Me equivoco?
No, señor.
¿Qué pasa si nos atacan? Nosotros no tendríamos forma de defendernos y Hermione, por muchas situaciones que hayas vivido al lado de Harry, estando embarazada no estarás en condiciones de repeler un ataque.
Sé que vendrán a la casa a colocarle protecciones para evitar que magos no autorizados se aparezcan, pero Dumbledore les dará más detalles le respondió Draco.
Otra cosa, Harry y Ron saben de mi embarazo, pero no saben que Draco es el padre…
¿Guardas secretos a tus mejores amigos? le preguntó su madre.
Es que no me quedó más remedio ¿te acuerdas del sistema de casas que existe en Hogwarts?
¡No puede ser! exclamó Jane recordando su pequeña visita a Hogwarts para la graduación de Hermione y dirigiéndose a Draco le preguntó, ¿Eres un Slytherin?
Sí, señora, fui la máxima expresión de lo que un Slytherin puede llegar a ser le respondió y con una pequeña sonrisa agregó, hasta que Hermione se encargó de mandar al demonio todas mis creencias. La cuestión es que Potter, Weasley y yo nunca hemos simpatizado. Al contrario, nos hicimos la vida imposible mientras estuvimos en el colegio.
Todavía no queremos que ellos lo sepan, al menos no por ahora les dijo Hermione.
Mark Granger había permanecido en silencio un buen rato, pero cuando abrió la boca resumió su sentimiento y el de su esposa.
Te apoyaremos. No te confundas, porque no estamos contentos con esta situación, pero tampoco te dejaremos sola y viendo a Draco agregó: Bueno, no los dejaremos solos.
Por toda respuesta, Hermione corrió a refugiarse en los brazos de su padre. Desde que tenía memoria, en esos brazos siempre se había sentido segura y protegida. Un sentimiento que solo había podido volver a sentir en los brazos de Draco. Estaba segura de que podía confiar en sus padres ciegamente.

Capítulo 4: Adiós Hogwarts

Antes de lo que todos los estudiantes de séptimo año deseaban, llegaron las intensas semanas de los Éxtasis. Todos andaban con la presión pulsando dolorosamente sus cabezas. Hermione, como siempre, se había preparado a conciencia para estos decisivos exámenes, no quería ser auror como sus amigos, pero su decisión de ser sanadora iba acompañada de una serie de exigencias bastante fuertes. Bueno, también era verdad que ella exigía demasiado a sí misma, tenía que obtener el mayor número de Extraordinarios posibles, porque los “Supera las expectativas”, le dejaban un sabor de boca muy similar al fracaso.
Por orden del Profesor Dumbledore, muy pocas personas supieron lo de su embarazo. El director no se quiso arriesgar a que hubiera protestas por parte del consejo escolar, por permitir que una chica embarazada y encima sangre sucia continuara sus estudios. A Hermione solo le quedaba un mes para graduarse de Hogwarts y a Dumbledore le pareció que era mejor arriesgarse a ocultar esta situación al consejo y evitar una gran injusticia para la mejor alumna de esa generación.
Madame Pomfrey le recetó una poción que debía tomar todos los días para controlar las intensas náuseas, lo que le permitió comer con normalidad, salvando las sospechas que tenían sobre su salud, sus compañeras Parvati, Lavender y compañía.
Obviamente, se informó a la profesora McGonagall sobre la situación de Hermione, sin decirle quién era el padre y la jefa de los leones también estuvo de acuerdo en quedarse callada para no entorpecer el desempeño de la mejor alumna que había tenido en años.
Así que de sus compañeros solo Harry y Ron lo sabían. Ellos habían comenzado a consentirla en exceso, no permitiendo siquiera que cargara sus libros hacia sus clases, lo que dio lugar a una serie de chismes y comentarios dentro de Gryffindor y de las otras casas, pues había quienes pensaban que los dos amigos estaban compitiendo por el amor de Hermione ahora que ya casi acababa la escuela.
El trío ignoró las habladurías como había ignorado tantas otras cosas que se habían especulado con ellos dentro de la escuela. Pero Draco estaba francamente molesto y celoso, no solo por lo que decía la gente, sino por las atenciones que ambos chicos tenían para con Hermione. Ella era suya, se los repetía constante y furiosamente, pero no podía evitar hacer muecas de desprecio cuando miraba a San Potter y a la comadreja entrar al comedor cargando entre ambos la pila de libros de Hermione. Nunca pensó que llegaría a hervir de celos como lo estaba haciendo en ese momento, pero se controlaba lo mejor que podía. Tampoco era conveniente exponer la situación a todo Hogwarts, con el riesgo latente de que su padre los descubriera.
Así que esa noche, cuando hicieron la ronda de vigilancia estaba mucho más callado de lo habitual y sus ojos acerados le mostraban a Hermione una mezcla de sentimientos que la dejó inquieta: vio celos, enojo, desesperación, frustración… Cuando finalmente pudieron escaparse a la Sala de los Menesteres, él se mostró muy frío con ella. No la abrazó ni buscó su boca cuando entraron.
¿Puedo saber qué te está pasando? le preguntó algo fastidiada, la verdad era que el embarazo también la tenía a ella con los nervios a flor de piel y bastante susceptible.
Él permaneció en silencio. Nunca había sido dado a expresar con palabras lo que sentía.
Sí quieres podemos regresar a nuestras casas le dijo impaciente y caminando hacia la salida añadió—, no voy a esperar a que el Rey de Slytherin se digne a concederme la palabra.
¿Es que no te das cuenta? le preguntó mirándola fijamente.
Mira Draco, yo me retiré de las clases de adivinación porque me pareció una materia muy imprecisa y especulativa. Tampoco soy experta en Legeremancia, aunque contigo creo que voy a tener que aprenderlo. Pero de momento, si no me dices qué te pasa, no tengo forma de enterarme.
Draco dio un hondo suspiro, se acercó a ella y la abrazó.
Me estoy volviendo loco de puro celos…
Habíamos acordado que permaneceríamos ocultos mientras siguiéramos en la escuela comenzó a decirle ella.
Sí, pero con San Potter y la comadreja tan cerca de ti, tan atentos y con todos los idiotas de Hogwarts que hablan de eso como si te estuvieras revolcando con los dos. ¡Mierda! Que quisiera llevarte de la mano por los pasillos, quisiera que todos supieran que eres mía le explicó arrastrando las palabras.
Esa había sido la explicación más larga que Hermione jamás había escuchado de labios de Draco. Lo vio intensa y largamente.
Draco, todo este año he estado junto a ti. Es cierto que es una relación oculta, pero estoy contigo. Estoy esperando un hijo tuyo, te amo, pero la guerra está por estallar…
Eso me lo sé de memoria, pero no manejo muy bien las habladurías.
Pues tendrás que aprender a hacerlo. Esto recién comienza y no sabemos cuánto puede durar la guerra esta vez. Además, ¿qué harás cuando se me note el embarazo? Me cambio el nombre, si la gente no sigue especulando y haciendo apuestas sobre si el bebé es de Harry o de Ron. ¿Crees que yo disfruto de andar en boca de media humanidad? le dijo con una expresión sombría.
Por toda respuesta, Draco dio un profundo suspiro. Sabía que ella tenía razón. Al notarse el embarazo y al desconocerse que Hermione tuviera una relación formal con alguien, todos los chismosos pensarían en las dos opciones más cercanas: Potter y Weasley.
Pero de momento, decidió que dejaría fuera los celos y disfrutaría al máximo de los últimos momentos juntos que les quedaban. Contaba los días como quien estaba destinado a ir al matadero y pensaba que se volvería loco de desesperación cuando ya no pudiera verla ni tocarla todos los días.
Así que la tomó suavemente del rostro con ambas manos y le dio un pequeño beso, solo fue un roce de labios, pero luego comenzó a besarla con todo el deseo contenido de los días que no se habían podido reunirse en esa habitación.
Entre besos y poco a poco se fueron despojando de sus túnicas y sus ropas. Usualmente eran bastantes ardientes en sus encuentros de alcoba, pero esa vez fue diferente. Quizás era por el sentimiento contenido ante la inminente separación, o porque el embarazo estaba imperceptiblemente cambiando las cosas en la intimidad, o simplemente porque deseaban amarse sin premuras ni carreras, pero esa noche se besaron y acariciaron lenta y largamente antes de consumar su unión.
Draco deslizó sus dedos suavemente por toda ella, como queriendo memorizar todas sus curvas, todos sus cerros y todos sus valles, pero no solo era memorizar su cuerpo sino la forma en que ella lo tocaba, lo besaba y lo hacía alcanzar el éxtasis. Nunca se había sentido tan unido a una persona como se sentía atado a Hermione. Y era una entrega voluntaria.

*****

Durante los últimos días, Draco y Hermione intentaron pasar el mayor tiempo posible juntos, lo que usualmente sucedía por las noches, luego de las rondas. Hubieran podido compartir un poco más, pero ante la sorpresa de todos, Draco se ganó una detención con Snape. Nadie sabía realmente lo que había pasado, pero el castigo lo obligaba a permanecer en su despacho la mayor parte del tiempo libre que tenía en las tardes.
Finalmente, llegó el fin de curso. Draco y Hermione no sabían si reír o llorar. Al acto de graduación llegaron sus respectivos padres, quienes fueron ubicados en el gran salón según las casas a las que pertenecían sus hijos.
Los padres de Hermione estaban maravillados por la magnificencia de Hogwarts, su amplitud y todas las muestras de magia que miraban, se sentaron junto a los Weasley, quienes estaban muy felices por la graduación de Ron y Harry. Lucius y Narcisa Malfoy entraron en el Gran Comedor con un espectacular aire de suficiencia, definitivamente eran los reyes: la familia Slytherin con más poder, ya que los demás padres se movían alrededor de ellos con idolatría. Junto a su hijo, se sentaron en el lugar más destacado de Slytherin.
Como era de esperarse, Hermione se graduó con altos honores siendo la mejor del curso. Draco tuvo que reprimir el orgullo que sintió al verla caminar hacia el Profesor Dumbledore, para recibir la más alta condecoración que entregaba el colegio a la alumna con las más altas calificaciones. Vio de reojo a su padre y la mueca de disgusto que surcaba su rostro ante esa situación.
Una patética sangre sucia tratada con altos honores murmuró y volviéndose a su hijo, le dijo quedamente, cuando el Señor Oscuro finalmente triunfe, los sangre sucia ya no tendrán cabida en nuestro mundo ni en Hogwarts. Estoy cansado de tratar con estos magos y brujas de segunda…
Draco permaneció en silencio, solo hizo un gesto de afirmación con la cabeza. Sí, definitivamente las cosas con su padre podían ponerse feas si llegaba a enterarse de que esa sangre sucia en particular iba a darle un nieto en los próximos meses. Él sabía que no podría ocultar a su hijo eternamente, pero cuando la bomba estallara y todo se descubriera, quería tener el viento ondeando a su favor.
Al terminar el acto, los padres de los graduados regresaron a Londres. Esa noche, los alumnos de séptimo tendrían un baile de fin de curso y al día siguiente dejarían Hogwarts para siempre.
Esa última noche, la mayoría de estudiantes de séptimo no querían volver temprano a sus casas y los profesores se hicieron un poco los desentendidos y les permitieron quedarse más tiempo del reglamentario afuera. A Hermione y Draco se les dificultó llegar hasta la Sala de los Menesteres, estaban en un pasillo oculto esperando que todo se despejara, cuando vieron aparecer la puerta, alguien que no pudieron ver entró y la puerta desapareció.
Creo que Harry y Ginny nos ganaron la sala le dijo Hermione.
¿Potter? Por acá no ha pasado nadie.
Debe estar usando la capa de invisibilidad…
¡Perfecto! Nuestra última noche juntos y ese hijo de… se las ingenia para arruinarla.
Draco… es uno de mis mejores amigos.
Eso no le quita lo insoportable e estúpido le respondió con el ceño fruncido, pero al ver la expresión de su rostro exclamó—. ¡Está bien! Trataré de guardarme esos comentarios, pero que conste que el hecho que no los diga no significa que me agraden tus amigos. Tampoco cambia el hecho de que tendremos que buscar otro lugar donde pasar la noche y te aseguro que ninguno será tan cómodo como la Sala de los Menesteres.
Hermione solo le sonrió.
Caminaron sin rumbo por el castillo buscando un aula que estuviera abierta y sin ninguna pareja adentro. En el camino, Hermione pudo observar a Ron y Luna muy acaramelados en una glorieta en el jardín. Hacían una linda pareja. A Ron le había costado admitir que estaba enamorado de Luna Lovegood y sus excentricidades, al principio lo indignaban los comentarios mordaces y las burlas que escuchaba sobre ella y de pronto, se encontró defendiéndola frente a todo aquel que osase ofenderla.
Ron admiraba el aire soñador y despistado que Luna emanaba, por eso siempre se sorprendía de lo sincero y acertado de sus comentarios, sobretodo porque él era siempre muy lento para darse cuenta de ciertas situaciones. Al principio, Luna pensaba que Ron era un muchacho bastante tosco y que hablaba sin pensar, pero poco a poco él fue derribando todas sus barreras. Luego, las habladurías con respecto al trío dorado la habían hecho dudar, hasta que Hermione decidió hablar con Luna y Ginny sobre su embarazo y les explicó por qué los chicos se comportaban tan sobre protectores con ella.
Finalmente, Draco y Hermione encontraron una sala vacía en la Torre Este. Convocaron un amplio y cómodo sofá, eso era menos sospechoso que una cama y se acostaron abrazados en él. Contrario a todo pronóstico, permanecieron largo rato en silencio, ella apoyando la cabeza en su pecho mientras él la rodeaba con sus brazos.
La próxima semana quiero ir a tu casa a hablar con tus papás… le dijo rompiendo el silencio.
¿Cómo?
Eso, que quiero que les expliquemos la situación a tus padres. ¿Creías que te dejaría sola?
No, pero honestamente no he pensado en cómo les voy a decir que estoy embarazada. Sé que es una actitud muy infantil, como si al no pensar en ello me evitaría el mal trago le explicó.
No te preocupes, que todo nos saldrá bien. Yo te enviaré una lechuza para avisarte cuando llegaré.
Entonces comenzaron a besarse apasionadamente. No sabía cuándo podrían estar juntos así de nuevo, por lo que se entregaron mutuamente sin importarles nada de lo que sucedía fuera de esa sala.
Al día siguiente, se subieron al expreso en vagones separados, caso uno con su grupo de amigos. Durante el camino de regreso, se dieron un fugaz pero intenso beso a la salida de los baños y se dirigieron una penetrante mirada al bajar en el andén 93/4, para dirigirse por caminos opuestos. La vida fuera de Hogwarts había comenzado.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Capítulo 3: Trazando Planes

Lo primero que Draco recuperó fue el sentido del oído. Escuchó murmullos y entreabrió sus ojos, solo para verificar donde estaba. Estaba en una de las camas de la enfermería. Eso lo favorecía, porque si Hermione todavía estaba allí, no tendría que salir a buscarla por todo el colegio para saber qué le había pasado. Tenía que hablar con ella. ¡Estaban esperando un bebé! Con solo pensarlo, sintió que se le encogía el estómago por la angustia y la incertidumbre, se madre tal vez protestara pero la reacción de su padre lo aterrorizaba. Jamás aceptaría un nieto que no fuera sangre pura, pues para Draco no existía siquiera la posibilidad de casarse con una sangre mestiza, mucho menos con una sangre sucia.
Pero poco a poco lo fue invadiendo un fuerte sentimiento en el pecho que no supo descifrar a cabalidad, ¿orgullo? ¿felicidad? Tal vez era una mezcla de todos ellos y sonrió con la seguridad de que Hermione, la chica que amaba estaba esperando un hijo suyo.
Se acomodó en la cama y no tuvo que esperar mucho tiempo para confirmar que Hermione efectivamente también se encontraba en otra de las camas de la enfermería.
Seguramente ya se despertó porque se está moviendo mucho… escuchó que le decía Weasley.
No insistas Hermione, porque no te dejaremos sola mientras ese hurón de mierda esté aquí exclamó Harry, que continuaba molesto por la pelea de la mañana.
No van a perder su tiempo por mí. Todavía tienen pendiente el ensayo de pociones, que es kilométrico. Me niego rotundamente. Además, hicieron todo un alboroto hasta que me colocaron en el otro extremo de la enfermería. Malfoy tendría que hacer mucho ruido para acercarse o yo tendría tiempo suficiente para gritar si él intenta hacerme algo. Así que váyanse ya les ordenó muy decidida.
¡Está bien! protestó Ron—. Pero al menos nos tienes que decir quién es el padre de tu hijo, ¿desde cuándo estás con esta relación? y ¿por qué no nos habías dicho nada?
Son demasiadas preguntas Ronald, que de momento no puedo contestarte. Toda la situación es en extremo complicada.
¿Por qué?
Por muchas razones, pero de momento la principal es que él ni siquiera sabe que espero un hijo suyo. No necesito que ustedes salgan hechos una furia a molerlo a palos cuando ni siquiera he podido avisarle nada.
Entonces no es nadie del colegio… dedujo Harry.
Pues resulta que sí lo es, pero no les voy a decir más por el momento. Por favor, quiero que comprendan y que respeten mi decisión de mantener esto en secreto…
Pruébanos. Creo que somos dignos de tu confianza le presionó Harry secamente. Pero Hermione siguió en silencio, pero comenzó a sollozar quedamente. Ron y Harry volvieron a verse muy sorprendidos. ¡Era tan raro verla llorar! Quizás era por la presión del embarazo. Harry continuó hablando: En todos estos años de amistad, hemos pasado por tantas cosas que creí que éramos merecedores de tu confianza, pero por lo visto necesitas más tiempo para esta situación en particular. Al menos piénsalo, nosotros te apoyaremos y no te dejaremos sola, sea quien sea tu novio, tu pareja, tu marido o como sea que quieras llamarle…
Hermione levantó la vista y le sonrió suavemente. Ron y Harry dieron ambos sentados suspiraron, se levantaron y le dieron un beso en la frente.
Descansa, has pasado un susto terrible. Mejor trata de dormir un poco, mira que Madame Pomfrey te recetó cama hasta mañana. Pasaremos a verte después del almuerzo se despidió Ron.
Hermione esperó prudente unos diez minutos, dando tiempo a que sus amigos realmente se fueran lejos de la enfermería y que no se les ocurriera volver pronto. Cuando pensó que ya no había peligro de ser descubierta por ellos fuera de la cama, levantó la sábana que la cubría y puso los pies en el suelo helado.
¡Ni siquiera lo intentes! le gritó una voz al otro lado de la sala, dándole un gran susto. Draco había estaba acostado dándole la espalda, pero se volvió suavemente para verla.
Este día sí que te has especializado en secarme buenos sustos.
Pues te lo mereces, por no decirme algo tan importante le reprochó él levantándose y avanzando hacia ella—. Ni se te ocurra ponerte de pie. Métete en la cama de nuevo, no vaya a ser que de paso pesques un resfriado —su voz sonaba dura, pero sus ojos grises brillaban. No había enojo en ellos, sino ternura, mucha ternura.
Lo lamento tanto, pero es que no lo confirmé sino hasta ayer, cuando nos vimos en las Tres Escobas y no quise decirte nada antes hasta estar segura del embarazo. Cuando me saliste al encuentro en el pasillo, sentí que no era una noticia que podía darte tan a la ligera, pero luego todo se descontroló y mira, ambos venimos a parar aquí y todo es…
Shhh Draco se había sentado en la cama, quedando frente a ella. Le había puesto un dedo en los labios para cortar todas sus explicaciones. En realidad, todo eso ya no importa, lo importante es que esperamos un hijo y que tú tienes que cuidarte para que ese bebé nazca muy sano le dijo. Le puso una mano en la nuca y la atrajo hacia él, dándole un beso suave, pero tan intenso que Hermione sintió que se quedaba sin respiración.
Draco, ¿qué vamos a hacer?
Todavía no lo sé. No me has dado mucho tiempo para pensar al respecto. De momento, quiero descansar un ratito contigo antes de irme, me duele todo… ese expeliarmus de San Potter estuvo potente…
Pero ¿quieres al bebé?
¡Por supuesto! ¿Dudas de mí? Eso sí que es muy alentador le dijo ácidamente.
Mira, yo tengo que preguntar. Un bebé nos cambia todo el panorama sobre el cual habíamos comenzado a trazar nuestros planes.
Es cierto que lo cambia, pero también lo mejora. Hoy tenemos una razón más que poderosa para seguir juntos, porque a menos que muera, no voy a permitir que mi hijo crezca sin su padre.
Draco, no digas eso, por favor…
¿Qué cosa?
Que vas a morir. No quiero siquiera imaginarlo.
Esa siempre será una posibilidad tanto para ti como para mí comenzó diciendo él, pero al ver su cara de angustia y las lágrimas que comenzaban a llenar sus ojos, agregó—, lo principal es que tratemos de permanecer alejados del peligro lo más que podamos, ¿de acuerdo? No creo que la Orden te asigne misiones arriesgadas mientras estés embarazada o con el bebé recién nacido. Eso nos da algo de tiempo. Yo sabré moverme como la astuta serpiente que soy. Quiero evitar que mi padre se entere de tu embarazo. Puede ser peligroso para los tres. Tienes que hablar con tus papás de esto, quizás lo mejor es que te vayas a vivir con ellos después de que terminemos Hogwarts.
Voy a esperar hasta después de la graduación para contarles. Para ellos será una decepción grande, ¿sabes? A ningún padre le gusta que su hija se embarace tan joven y sin casarse.
Pero te aseguro que cuando vean al nieto o nieta se les pasa el enojo. Ellos no tienen los prejuicios que tienen los míos. Además, si tú quieres, nos casaremos en cuanto podamos hacerlo.
Por supuesto que quiero.
Draco hizo que Hermione se acostara y luego se tendió a la par de ella, abrazándola por la cintura.
Luego bajó su mano a su vientre y comenzó a acariciarlo suavemente.
¿Para cuándo esperamos?
Según mis cuentas, para febrero. Pero todavía tenemos que confirmarlo con un sanador. Madame Pomfrey no se quiso aventurar a decirme nada. Dice que los embarazos no son su especialidad.
Después de esto, los dos se quedaron dormidos, Draco todavía sosteniendo su mano sobre el abdomen de Hermione. Él solo pretendía recostarse a esperar que Hermione se durmiera, pero su cuerpo adolorido también necesitaba reposo y no pudo evitar quedarse dormido junto a ella.
Cuando Madame Pomfrey salió de su despacho a revisar a sus dos enfermos, se los encontró compartiendo cama y en actitud muy cariñosa. Inmediatamente, llamó al Profesor Dumbledore, diciéndole que algo urgente sucedía. La enfermera creía saber dónde estaban las lealtades de estos jóvenes. Estaba helada por las implicaciones de la situación: Hermione, una sangre sucia y mejor amiga de Harry Potter, estaba embarazada del mortífago Draco Malfoy. Su condición de mortífago la había confirmado lo recibió inconsciente esa mañana y descubrió la Marca Tenebrosa en su brazo izquierdo.
¿Para qué quería verme con tanta urgencia, Madame Pomfrey? preguntó el director cuando entró a la enfermería.
La enfermera, para evitar que algún curioso los viera, había colocado unos biombos alrededor de la cama, por lo que le pidió al Director que observara a los pacientes que estaban ocultos detrás. Realmente habían sido muy imprudentes quedándose dormidos y juntos. Le explicó el embarazo de la chica y la probabilidad de que él fuera el padre.
Ya veo, ya veo dijo Dumbledore para sí mismo—. Seguramente así debe ser, porque Hermione no permitiría que él se le acercara tanto si no hubiera un lazo afectivo entre ellos.
No habían pasado ni dos minutos, cuando Draco Malfoy despertó y se sentó bruscamente en la cama, asustado por haberse quedado dormido. “¡Mierda!”, pensó al ver los biombos y suponer que la enfermera los había colocado para evitar que ojos curiosos e imprudentes los descubrieran dormir juntos. Dio un beso en la frente a Hermione que seguía dormida y se dispuso a salir, para evitar que alguien más pudiera verlos. Estaba considerando seriamente hacer un obliviate a Madame Pomfrey, pero lastimosamente todavía no los dominaba muy bien, cuando al salir de atrás del biombo se quedó paralizado al descubrir sentado al fondo de la estancia, nada más y nada menos que a Dumbledore
Se acercó aparentando el mayor dominio de sí mismo de que fue capaz, pero en el fondo el sentirse descubierto por el líder de la Orden del Fénix lo hacía sentirse terriblemente vulnerable y a pesar de que sabía que él y Hermione estarían a salvo bajo su ala protectora, eso no evitaba que se sintiera un vil traidor hacia su padre y su causa.
Dígame joven Malfoy, el hijo que espera la señorita Granger ¿es suyo?
¡Vaya! El director no se anduvo por las ramas para preguntar. Pensó rápidamente si debía mentir o no, pero algo vio Draco en sus ojos que lo impulsó a contestar con la verdad, con un fuerte y seguro:
Sí.
¿Han pensado lo que van a hacer al salir de acá?
Todavía no. Ella confirmó ayer el embarazo y yo no lo supe sino hasta hoy
No quiero discutir esto en los pasillos le dijo el director. Sígame a mi oficina.
Cuando salieron de la enfermería, se toparon con Harry y Ron que iban de nuevo a ver cómo seguía Hermione. Draco les dirigió una mirada llena de desdén, que fue completamente correspondida por los chicos. Al ver que Malfoy iba con Dumbledore camino a la dirección, sonrieron con satisfacción pensando que el arrogante hurón recibiría el castigo que merecía por haber agredido a Hermione. Pero en realidad, más que recibir un castigo, en esa reunión Draco Malfoy trazó el destino de su vida.

Capítulo 2: ¡Estoy Embarazada!

Esa noche, Hermione no pudo conciliar el sueño con facilidad. No lograba pensar con claridad qué iba a hacer en el futuro. Le daba muchas vueltas a todo, pero lo que predominaba era la incertidumbre del momento. Con la guerra encima, un amor clandestino y la vida en peligro por ser hija de muggles, en realidad miraba el mañana bastante pintado de negro. Ahora tenía que agregar a su lista de preocupaciones al hijo que esperaba, porque deshacerse del bebé definitivamente no era una opción.
“Antes de tomar una decisión, debo hablar con Draco”, pensó.
Por lo menos, ahora comprendía el excesivo sueño que venía sintiendo, había sido un milagro que no se quedara dormida en las clases. Parecía de un cansancio extremo, pero nadie había sospechado que algo raro pasaba, es más lo miraban como un síntoma de que se estaba exigiendo demasiado a sí misma, preparándose para los Éxtasis.
Lo que más le molestaba eran unas excesivas náuseas. Gracias a Dios que no vomitaba, porque hubiera sido mucho más sospechoso. Al menos las náuseas podían disimularse, por lo menos un poquito. Según sus cuentas, el bebé nacería en febrero del siguiente año. Realmente, Draco y ella tenían muchas decisiones que tomar.
Con eso en la cabeza, bajó a desayunar. Iba cansada y con unas ojeras profundas bajo sus ojos. Se acercó a la mesa de Gryfffindor pero solo verla llena de comida, su estómago se encogió y no pudo evitar hacer una mueca de asco. Se controló con mucho esfuerzo porque sentía las tripas pegadas en las amígdalas. Comió un poco de cereal, más bien se obligó a comer un poco de cereal y tomó con mucho esfuerzo un vaso de jugo de calabaza.
Hermione, ¿qué te sucede hoy? No has comido nada y eso no es normal en ti ¿Te sientes mal? le preguntó Lavender, que como siempre estaba pendiente de los demás y se metía donde nadie la llamaba.
No, es solo que algo debe haberme caído pesado en la cena, porque hoy me he levantado sin hambre le contestó.
Pero es que desde hace días que observo que no te estás alimentando bien le dijo con aire inocente, si sigues así te vas a poner muy delgada y eso no es malo para conservar la línea, pero sí para sobrevivir todos los Éxtasis en los que tienes que examinarte.
Lavender, por favor, no seas exagerada no me pasará nada por comer poco una mañana de domingo.
Pero Harry y Ron inmediatamente se habían vuelto para ver su plato, vieron lo poco que estaba comiendo e intentaron abrir la boca para obligarla a ingerir algo más que no fuera cereal.
De eso nada, ni se les ocurra decir absolutamente nada les dijo tajante antes de que pudieran hablar algo, van a provocar que me sienta peor si hacen que coma a la fuerza.
Sus amigos no insistieron porque conocían de sobra su carácter obstinado, solo intercambiaron una mirada de preocupación, pero luego se les metió que la llevarían a la enfermería para descartar cualquier enfermedad. Hermione casi entró en pánico. No quería ir donde Madame Pomfrey hasta no hablar con Draco primero. Sabía que debía controlarse la salud, por su propio bien y el del bebé, pero no iba a dar una noticia tan trascendental a media humanidad sin que el padre de la criatura lo supiera primero.
Con un no rotundo, les dijo que le habían hecho perder el poco apetito que tenía. Se levantó para ir a la biblioteca, poniendo como excusa un ensayo de Aritmancia que había que entregar el lunes temprano.
Pero hace varios días que me dijiste que ese ensayo ya lo habías terminado exclamó Harry sorprendido.
Y así es, pero nunca está de sobra darle una buena revisión antes de entregarlo replicó ella con rapidez. Se levantó de la mesa y se fue.
Draco se levantó esa mañana con el ceño fruncido y también con muchas cosas rondando su cabeza. Tenía que hablar con Hermione, tenían que decidir si iban a tratar de vivir juntos o no, luego que se graduaran de Hogwarts. Pensó en su padre y en cómo le sentaría que su único heredero se hubiera encaprichado con una sangre sucia.
Pero esto es muchísimo más que un simple capricho se dijo en voz alta viéndose en el espejo del baño. Si el Señor Tenebroso no nos mata primero, seguramente lo hará mi padre.
Si no lograban vivir juntos, por lo menos tenían que decidir cómo harían para llevar a cabo sus encuentros y en quienes podrían confiar para seguir adelante en su relación. Estaba seguro que no podían confiar en ningún Slytherin, mucho menos en los que eran más cercanos a él, pues todos despreciaban a los sangre sucia. Pero confiar en los amigos de Hermione, en ese San Potter y la estúpida comadreja, se volvía un trago demasiado pesado para Draco. Siempre los había visto de menos y siempre había buscado humillarlos, pero comenzaba a tener la seguridad de que llegado el momento, eran los únicos que intervendrían para ayudarla. Sabía que no lo harían por él, pero esos imbéciles sí que eran capaces de dar la vida por ella.
Draco se dirigió al comedor con paso seguro y como siempre arrogante, seguido como siempre por todo su séquito. Chicos y chicas que lo seguían solo porque era un Malfoy, pero ninguno realmente se había tomado la molestia de conocerlo realmente. La mayoría, al igual que él, eran títeres de sus respectivas familias. Cuestiones como el honor y el prestigio familiar, la superioridad de los sangre pura, no mezclarse con media-sangre y mucho menos con sangres sucias, eran aceptadas por todos los Slytherin y todos, absolutamente todos, se jactaban de su linaje.
Se dispuso a tomar su desayuno sin dejar por ello de observar con disimulo lo que ocurría en la mesa de los Griffyndor. Vio a Hermione con cara de no haber dormido bien, lo vio comer nada más que un poco de cereal, para luego discutir algo con sus amigos y levantarse presurosa rumbo a la biblioteca.
“Es ahora o nunca”, pensó. Se levantó y cuando Pansy le preguntó a donde iba, la dejó con la palabra en la boca.
No es de tu incumbencia le dijo secamente.
Para su suerte, Hermione iba caminando tranquilamente por un pasillo solitario, cuando le salió al encuentro. Le hizo dar un brinco por la sorpresa, y Hermione se llevó las manos al pecho, como queriendo agarrarse el corazón, que le había quedado trabado en la garganta por el susto.
¡Pero qué diablos te pasa! le reclamó con una expresión que mezclaba reproche por asustarla y temor por el riesgo de ser descubiertos por alguien.
Eso mismo me pregunto yo, estás actuando rarísimo y yo no voy a poder esperar hasta mañana para saber qué te sucede…
Lo que estás haciendo es muy arriesgado y puede dar al traste con todo le dijo ella bajando la voz a un leve susurro.
Lo sé, pero no puedo dejarte sola. Algo te pasa por más que te empeñes en decir lo contrario le dijo arrastrando las palabras y muy suavemente, como si la estuviera amenazando. Sin pensarlo, se había acercado mucho a ella y la había agarrado de un brazo, casi a la altura del hombro, su rostro parecía amenazante observándola directamente a los ojos y muy cerca del rostro de la chica. Cualquiera que lo hubiera visto, seguramente habría pensado que estaba amedrentando a la sangre sucia, como siempre solía hacerlo.
El problema fue que ese cualquiera era Harry, quien había salido del comedor en busca de su amiga. Estaba buscando el momento apropiado para conversar con ella a solas, sin oídos indiscretos de sus compañeros, pues también estaba preocupado por su raro comportamiento de los últimos días. En cuanto salió al pasillo y vio a Malfoy agarrando por el brazo a Hermione, no se lo pensó dos veces, sacó su varita y lo apuntó decidido.
Suéltala… le ordenó sin gritar, pero con voz firme y decidida.
Harry, no es lo que tú piensas, por favor, no vayas a pelear le suplicó Hermione.
Draco permaneció en silencio, le dirigió una intensa mirada a Hermione, pero inmediatamente sacó su varita y levantó su rostro con una mirada altiva y provocadora hacia Harry. Haciendo un gran esfuerzo y soltó el brazo del que la tenía firmemente agarrada. Ella caminó hacia su amigo, quien no se percató que justo tras de él llegaba Pansy. La Slytherin vio a Draco estaba siendo apuntado por Harry y sin pensárselo mucho, sacó también su varita y la dirigió a Hermione, sabía que no podría enfrentarse a Potter porque él era un mago mucho más poderoso que ella, pero al lastimar a la sangre sucia lo distraería lo suficiente como para sacar bien librado a Malfoy de todo el asunto.
¡Relaskio! gritó y le dio de lleno a Hermione en el pecho. Su primer impulso fue protegerse el vientre, pero no pudo evitar salir despedida unos metros hasta golpearse de espalda a la pared. Cayó al suelo. Quedó sin aire, jadeando y apoyada contra la pared donde había aterrizado.
Draco gritó como un desesperado y trató de acercarse a ella. Se olvidó por completo de la amenaza de Harry. Este al ver a su amiga atacada, le gritó un expeliarmus al rubio que lo lanzó por el pasillo hasta caer con fuerza a unos metros de donde se hallaba Hermione.
Pansy temblaba, estaba petrificada, porque su ataque en vez de favorecer a Draco lo había dejado tendido semi-inconsciente en medio del pasillo. Huyó de la escena en medio de toda la confusión, antes de que alguien notara su presencia: no quería enfrentarse sola a los Griffyndor y mucho menos quería enfrentar la furia de Draco por dejarlo en una posición tan vulnerable en un choque con su principal rival.
Harry se acercó corriendo a su amiga.
¡Llévame a la enfermería ahora mismo! le urgió Hermione, sosteniéndose su vientre y viendo a Harry con ojos llenos de pánico.
¿Estás herida?
¡No, pero debo ir donde Madame Pomfrey! le gritó comenzando a desesperarse y sin soltarse el estómago. Harry hacía esfuerzos porque se pusiera de pie, trataba de revisarla… pero aparentemente no tenía nada que justificara una ida a la enfermería.
Pero ¿qué te pasa? le preguntó desesperado.
¡Estoy embarazada! le gritó comenzando a llorar histéricamente—. Y no quiero perderlo, Harry, no quiero perder a mi bebé…
Al escuchar, Harry inmediatamente comprendió todo lo que su amiga les estaba ocultando, la tomó en brazos y salió avanzando lo más rápido que pudo trasladándola a la enfermería. Draco había escuchado todo en su semi-inconsciencia. Se incorporó con mucho esfuerzo, tambaleante llegó a la pared, trató de caminar, pero solo pudo ver la espalda de Potter llevándose a Hermione. Luego cayó al suelo de nuevo y todo se volvió negro.